¿En qué consiste? ¿Cómo puede detectarse en la escuela?

El Trastorno de Ansiedad por Separación (TAS) está definido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) como el miedo o la ansiedad excesiva para el nivel de desarrollo del individuo concerniente a su separación de aquellas personas por las que siente apego. Es decir, el TAS es la incapacidad de una persona para separarse de su figura de apego, lo que le genera una angustia excesiva y/o no normativa.
El DSM-5 establece cuatro criterios que se han de cumplir para poder diagnosticar este trastorno. El Criterio A recoge las ocho circunstancias que pueden presentar las personas con TAS, y para poder diagnosticarlo, es necesario que se cumplan al menos tres de ellas. El Criterio B establece que el miedo o la ansiedad deben estar presentes durante al menos cuatro semanas en niños y adolescentes y seis o más meses en adultos. El Criterio C recoge que la alteración causa un malestar clínicamente significativo o un deterioro en las diferentes áreas del funcionamiento. El último Criterio es el D, el cual establece que esta alteración no se explica por otro trastorno mental, como por ejemplo, rechazo a irse de casa por resistencia excesiva al cambio en un Trastorno del Espectro Autista.
Los maestros y maestras de Educación Infantil junto con las familias son los primeros en detectar conductas patológicas. A continuación se presentarán las circunstancias recogidas en el Criterio A del DSM-5, las cuales explican el comportamiento de las personas con TAS en diferentes ámbitos. Es fundamental que las maestras las reconozcan para poder detectar este trastorno.
Manifiestan un malestar excesivo o recurrente cuando sus figuras de apego los dejan en la escuela o cuando los echan de menos una vez en el aula.
Muestran una preocupación persistente por la posible pérdida de sus figuras de apego.
Manifiestan una preocupación excesiva por la posibilidad de que ocurra un acontecimiento adverso cuando no están junto a ellos.
Presentan un deseo constante de volver a casa, ya que no les gusta estar lejos de esta.
Muestran miedo por no estar acompañados de sus figuras de apego.
Rechazan dormir fuera de su casa.
Tienen frecuentes pesadillas sobre el tema de la separación.
Presentan quejas somáticas, es decir, se quejan repetidamente de algún síntoma físico como dolor de cabeza, de estómago, vómitos, etc.